Este informe aborda la creciente complejidad de los riesgos cibernéticos en un contexto de tensiones geopolíticas, avances tecnológicos y amenazas cada vez más sofisticadas.
Se identifican tendencias clave, como el aumento de los ataques impulsados por inteligencia artificial, las vulnerabilidades en las cadenas de suministro y el impacto de la fragmentación regulatoria. Además, destaca una brecha creciente entre las organizaciones con alta resiliencia cibernética y aquellas, principalmente pequeñas y medianas, que carecen de recursos suficientes para adaptarse a este panorama cambiante.
Se subraya la importancia de estrategias colaborativas entre los sectores público y privado, la inversión en formación y talento especializado, y la implementación de regulaciones armonizadas para fortalecer la seguridad cibernética global.